De la cantera.
Un dogma inamovible que parece incuestionable es que debe ser un astro quien dirija a la victoria. Un equipo bien formado, de físico monumental y un toque cuasi exquisito queda yermo sin el héroe que acapara las portadas. Del mismo modo el jugador, si proviene de otro equipo, y encima siendo extranjero, tiene visos ya de sobra para optar a ese papel. Ahora bien, en medio de esta vorágine del mercado de fichajes donde apenas una sombra te supone un dineral ¿Qué ocurre con la cantera, con el páramo olvidado donde jóvenes promesas preparan su último paso previo al soñado debut? Pues lejos de resultar una opción interesante a la hora de reforzar el equipo desde dentro, resulta casi un estorbo, un ultraje proponer, que alguien cuyo coste es cero resulta mejor opción. Opción que además acompaña en el riesgo al costo que este supone, pues de nuevo sale cero, no hace falta desembolso ya que tú lo fabricaste. Pero no, en lugar de probar con alguien que te asegura como mínimo el esfuerzo que nac...